En el Barranco, armados de una rosa
La fina garúa de la madrugada de Junio nos recibio, como si supiera lo que necesitaramos luego de ser, durante tantas horas, pasajeros en transito... Lima nos abria sus brazos generosos y maternales.
Esa mañana tambien nos regalaba un sol tan inusual como indeciso, esa Lima gris se disfrazaba de soleada mientras nos impregnabamos de historia. Alguien había dicho que Lima huele a comida, y si bien es cierto, como buena madre o abuela, sabe que no solo de pan vive el hombre, asi que resolvio, casi sin consultarnos, nutrirnos y agasajarnos en todos los sentidos. Nos dejaba regalos que ibamos encontrando como preciadas migajas en el camino, mientras nos guiaba de regreso a ese lugar escondido que quizas ni siquiera recordabamos, pero al que nos sabíamos pertenecientes...
Como si hubiese estado esperandonos, habia preparado todo para que cada encuentro fuese un reconocimiento, que es a la vez sorpresa y calidez.
Pero aún así, no se avergonzó de mostrarnos sus contrastes, sus contradicciones, sus heridas... caos vehicular, campañas de elecciones de alcaldía, el supuesto reconocimento de la cultura originaria pero la continua diferencia entre arte y artesanía...
“...es mi puente un poeta que me espera
con su quieta madera cada tarde,
y suspira y suspiro,
me recibe y le dejo...”
(Puente de los suspiros – Chabuca Granda)
No es posible llegar a Barranco sin conmoverse profundamente; no, si alguna vez se ha escuchado a Chabuca Granda o a Susana Baca y mucho menos si se tiene la fortuna de conocerlo y recuperarlo de la mano de Ernesto Suárez, maestro argentino del teatro que regresaba a Barranco luego de su exilio político de los años '70, mostrandonos, conmovido, los sitios que lo habían recibido a él treinta años atrás, el puente de la Alameda, el mercado, el café Juanito, el bar La Noche... en Barranco se respira el legado de los grandes artistas.
El encuentro con compañeros de camino, no hace sino acentuar más la emoción, su generosidad y entrega al trabajo, y tambien sus errores, nos alientan a seguir, sabiendo que no estamos solos, que todavía, en medio de la ceguera de estos tiempos es posible mirarse a los ojos y reconocerse com-partiendo. Sabemos que el teatro es más urgente para los que lo hacemos que para los que nos ven, pero asimismo nos reconforta encontrarnos en la urgencia y lograr detenernos a ver al otro, intercambiar pareceres o discrepar en opiniones.
“...y es que jugó la guerra de los hombres
haciéndose un fusil
de cada cosa que no fuera un fusil
ese día se armaba de una rosa
el fusil del poeta sólo es una rosa.”
(El fusil del poeta - Chabuca Granda)
Pero también sabemos que es posible, y bien fácil, traicionar y traicionarse. Convertir el propio discurso en cúmulo de vanalidades e insultos, de tan contradictorio... y entendemos que el verdadero teatro urgente es el sincero, el del compromiso con el trabajo, el del respecto por el que nos mira. Europeo o latinoamericano, contemporáneo o arcaico, es urgente la superación de viejas dicotomias bipolares para reconocernos múltiples y distintos y no únicos y diversos; y reconocermos en nuestros ancestros a cada paso, no solo en los originarios o en los de sangre, sino en todos aquellos que se armaron de una rosa y lucharon conmoviendo, transformando...
Daniela Moreno
(La Rueda de los Deseos se presentó en el Segundo Encuentro del Barranco - Teatro Urgente, organizado por Espacio Libre Teatro Contemporáneo, junto a artistas de México, Venezuela, Perú y Argentina)
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